Ya en la primera edición de la nueva era de Códice, hace más de dos años, esta sección se reestrenó con el tema del Trastorno de Personalidad Narcisista (NPD) y su relación específicamente con los actores de la política. Es más que lógico que esta nueva era de Códice la iniciemos con un tema relacionado que ayudará a expandir el tópico de los trastornos psicológicos que tienden a presentarse en varias figuras políticas y las razones de ello.
Escándalos y más escándalos
Aunque en teoría la población trata de elegir a oficiales que representen sus intereses y hagan lo mejor por la constitucionalidad, repetidamente esas elecciones ponen en el poder a gente que tiene una moral y una ética significativamente cuestionable. Las noticias casi siempre están reportando a algún político que ha cometido un crimen o se ha medio en algún escándalo sexual, sin contar los reportes de cuando uno ha hecho algo para tomar ventaja de la confianza que los votantes pusieron en él… o ella.
Obviamente uno se pregunta por qué continúan haciéndolo aunque son claramente conscientes de las consecuencias que otros encaran en ese tipo de situaciones. Una vez que los atrapan, dicen que lo sienten y que se arrepienten de sus actos. Y como muchos casos similares deben ser indicio de una relación, resulta que en muchos de ellos esa relación es un trastorno psicológico.
Yo soy la mejor opción
Muchas de las personas que son elegidas para un puesto público importante resultan sufrir de un serio caso de Trastorno de Personalidad Narcisista (NPD). Debido a que esto ya lo expliqué en su forma básica en una edición anterior, esta vez solamente tomaré el tema solamente desde los aspectos más relevantes para esta nota, pero en pocas palabras es un desorden que presenta un patrón de grandiosidad, una necesidad de ser admirado y una falta de empatía que son muy difíciles sino imposibles de tratar.
Los narcisistas tienen un sentido arrogante de auto importancia, así que exageran sus logros o los ven como más de lo que son en realidad, ya que esperan ser reconocidos como relevantes. Así que cuando escuchamos a un candidato hablarnos sobre las cosas maravillosas que han logrado, muchas veces encontramos que no lo son tanto (y a veces que ni siquiera existen). Pero la verdad ha sido comprometida para impresionarnos, y tu voto (ya sea electoral o de confianza) puede ser dirigido a ellos basado en mentiras o engaño.
Este tipo de perspnas se preocupan también con fantasías de éxito ilimitado, poder y belleza, y es la palabra fantasía lo que es importante aquí. Es por eso que cometen actos ilegales o inmorales aunque vean que otros lo hacen con consecuencias: ellos de hecho no creen que serán atrapados. Siempre les gusta pensar que son mejores que los que no lo lograron.
También les gusta pensar que solo deben asociase con personas de alto estatus. Los miembros ordinarios de su grupo de trabajo son vistos como inferiores, y al estar en un puesto público pueden rodearse de gente adinerada y con influencias. Así que les gusta mucho socializar, pero raramente con la gente que de hecho los elige o puede elegirlos para un puesto público. Y lo peor es que les gusta tomar ventaja de otras personas para lograr sus propios fines.
Así que, siempre hay que tomar en cuenta que, aunque algunas personas que se convierten en líderes debido a que quieren hacer la diferencia en cómo funciona el sistema de gobierno, algunos otros (que son más de los que nos imaginamos en cualquier momento) solamente quieren un puesto público para obtener fama y poder. Es fácil caer por la apariencia y el carisma que cualquiera de los dos tipos puede tener, pero es importante ser realistas y no llevarnos por aquellos que presentan comportamientos como el narcicismo.
Los escándalos sexuales políticos
“La política tiende a atraer a quienes les gusta tomar riesgos,” dice Frank Farley, un psicólogo de la Temple University que ha estudiado la asunción de riesgos. Debido a que es un trabajo incierto (estás por tres años y luego debes buscar otro puesto), muchas veces los políticos que llegan ahí es por su tendencia a gustarle los riesgos y al refuerzo que obtienen cuando ganan.
De la misma forma, cuando ven una oportunidad como la de un affair, muchos de ellos lo toman sin pensar en las repercusiones en su imagen pública. Si no lo creen, pregúntenle a Bill Clinton.
El tipo de personalidad del político mexicano
En nuestro vecino país Estados Unidos el tipo de personalidad de Myer-Briggs (sobre lo cual ya he escrito en ediciones anteriores) que tienden a ser los políticos electos son Guardianes (SJ), específicamente Inspectores y Supervisores. La principal cualidad de estos subtipos de personalidad es el juicio crítico sobre las decisiones personales, aunque más basadas en lo que se siente que en lo que se analiza.
En cambio, en nuestro país, al parecer muchos de nuestros políticos se prestan más a demostrar su falta de juicio (J) debido a que quienes terminan en candidaturas y puestos públicos son en gran parte Artesanos (SP), específicamente Promotores y uno que otro Ejecutante. La cualidad principal en cuanto a la toma de decisiones de estos subtipos de personalidad es adaptar sus tácticas al día a día, y esas tácticas comúnmente son decididas por lo que sienten que es mejor (S), en vez de por un análisis concienzudo.
Ahora ya saben por qué nuestras calles siempre tienen baches… aunque no fuera solamente porque en muchos casos prefieren ahorrarse ese dinero para uso personal.