Como ya deben saber, debido principalmente a la cobertura que los medios tradicionales suelen tener de las grandes tragedias, el 27 de Febrero a las 3:34 de la mañana un terremoto de 8.8 grados ocurrió cerca de la costa de Maule, entre Concepción y Santiago en el suramericano país de Chile. El epicentro de este terremoto se centró aproximadamente a 35.4 km de profundidad y varias millas costa adentro.
Sin embrago, aparte del número estimado de muertos y personas que se quedaron sin hogar, los amarillistas medios impresos y electrónicos no se preocupan por difundir lo que realmente debe interesarle a la gente y que le ayudara a estar preparada para fenómenos como estos. Pero para eso está Códice. Pero debo advertirles que para comprender mejor este tema es recomendable que hayan leído el artículo publicado ya hace varios meses sobre el terremoto de Haití.
Nada del otro mundo en realidad
El temblor de Chile fue un terremoto megathrust, resultante de la liberación de estrés mecánico entre la Placa de subducción Nazca y la Placa Suramericana. La zonas de subducción son conocidas por producir los más duraderos y poderosos terremotos en la Tierra debido a que su estructura particular permite que más estrés se junte antes de que la energía se libere. Para ilustrar mejor este punto analicen la ilustraciónde abajo.
Como pueden notar por el dibujito, una zona de subducción es el punto en el que dos placas tectónicas se encuentran de manera que una se desliza debajo de la otra. Pues resulta que a lo largo de toda la costa oeste de Suramérica, la placa de Nazca (junto la placa del Pacifico) se desliza bajo la placa suramericana, creando estrés que después de varias décadas se libera con terremotos como resultado del reacomodo de la corteza continental.
Ese mismo reacomodo de corteza en el lecho oceánico es lo que empuja vastas cantidades de agua marina creando tsunamis que recorren todo el océano pacifico, y que generan como consecuencia alertas en varias ciudades costeras a lo largo del Oeste del continente Americano y Este del Asiático.
Así que, como la ven, no es necesario aventurar teorías catastróficas como la de que “La Tierra está enojada por lo que le hacemos” o que “Dios está enojado con nosotros” o incluso que “son señales del final de los tiempos”. Y para terminar de comprobarlo solamente hay que recordar lo que a la gente le gusta olvidar: que esto mismo ya ha pasado antes.
Había una vez un temblor…
El terremoto de Valdivia 1960 o el “Gran Terremoto Chileno” del 22 de Mayo de 1960 es hasta hoy el terremoto más poderoso del que se tenga registro, ya que llegó al 9.5 de la escala de Richter. Ocurrió a las 7:11 de la tarde y el tsunami resultante afectó el Sur de Chile, Hawái, Japón, Filipinas, el Este de Nueva Zelanda, el Sureste de Australia y las Islas Aleutianas de Alaska.
El epicentro fue cerca de Cañete, a unos 900 kilómetros al sur de Santiago, aunque la ciudad de Valdivia fue la más afectada, y de ahí el nombre del terremoto. Causó tsunamis localizados que dañaron severamente la costa chilena, con olas de hasta 25 metros. El tsunami principal avanzó por el Pacífico y devastó Hilo, Hawái. Olas de hasta 10.7 metros fueron identificadas a 10,000 kilómetros del epicentro, tan lejos como Japón y las Filipinas.
Estoy seguro que si ese ahora famoso sacerdote de Guanajuato hubiera tenido este conocimiento básico de geografía, no hubiera supuesto y opinado que las tragedias como los terremotos de Haití y Chile son producto de que se acepten las bodas gay. Y aun así tiene un montón de seguidores que le creen sus sermones. A ‘pa mundo en el que vivimos.