Swine FluBuscando sobre qué escribir esta semana, me sugirieron entrar en el tema del amarillismo y el sensacionalismo en los medios masivos. Sin duda lo considero un tema interesante y de relevancia, pero me convenció escribir sobre ello no solamente por el hecho de que es un tema que siempre se puede considerar actual, sino porque sus orígenes no hacen más que corroborar lo que casi siempre concluyo cuando analizo temas que tratan sobre el ser humano como animal social.

La historia del sensacionalismo

Sobre el tema, Tony Blair les lanzó un ataque a los medios sensacionalistas en un discurso sobre sus diez años como primer ministro de Inglaterra. En dicho discurso, Blair el cambiante contexto en el que se lleva a cabo la comunicación en el siglo XXI ha llevado a los medios a una más intensa forma de competencia, “El resultado son medios que en incremento y en un nivel peligroso son movidos por el ‘impacto’. El Impacto es lo que importa. La precisión de la nota se vuelve algo secundario.” Sin embargo, esta no es una tendencia nueva. El concepto de sensacionalismo ha existido desde hace ya varios siglos.

El sensacionalismo en las noticias puede encontrase tan lejos en el tiempo como el siglo XIV. Desde esos tiempos ya se tienen registros de ataques a ese estilo de reportajes. Sin embargo el sensacionalismo como lo conocemos llegó a la sociedad en 1833 con el nacimiento del periódico New York Sun en los Estados Unidos, uno de los primeros periódicos dirigidos a las clases bajas. Pocos años después, el Herald adoptó el estilo de periodismo agresivo que fue la inspiración para el resto de los penny papers que le siguieron.

La segunda ola de sensacionalismo que ayudó a formar la manera en que se lleva a cabo en nuestros tiempos vino a finales de los 1800 con el nacimiento de lo que hoy se conoce como amarillismo, creado como consecuencia de la competencia entre periódicos que se peleaban por los mismos sectores del mercado de clases bajas, como los jornaleros y los inmigrantes.

Un origen natural
Pero, aunque nos puede dar una idea, la historia del sensacionalismo en los medios no nos explica en realidad por qué es algo que ha perdurado durante tanto tiempo a pesar de ser atacado durante toda su existencia. Uno se pregunta ¿Por qué este tipo de historias le llaman tanto la atención a la gente? El origen solo nos lo puede explicar la biología evolutiva.

El humano, como resultado de un hábito desarrollado evolutivamente,  viene con una especie de ‘programa’ que lo hace monitorear el mundo que lo rodea. Al igual que muchas otras especies animales, las personas rutinariamente buscan en su ambiente cosas inusuales debido a que dichas cosas pueden plantear amenazas potenciales. Aunado a esto, las emociones de las personas tienden a ser potenciadas por información negativa, simple y sencillamente porque dichas emociones le pueden ayudar en el caso de que dicha información se pruebe cierta o indicativa de una amenaza real.

Así que, aunque las sociedades modernas son mucho más seguras que lo que fueron las sabanas africanas donde nuestros antepasados se encontraban con amenazas de la naturaleza, la gente aún trata de detectarlas al ver las noticias o leer el periódico, en particular las partes de las noticias que generalmente definimos como sensacionalistas. Es por esto que la gente pone mucha atención a historias sobre crímenes, desastres naturales, o ideas políticas extremistas. Además, no olvidemos el aspecto sexual. Las noticias con contenido sexual resultan igualmente atrayentes debido a que instintivamente también es importante el éxito reproductivo.

El ciclo autosustentable
Con el avance de la tecnología, el crecimiento de la población y la globalización de los países del mundo, este instinto que la naturaleza nos dio se puede explotar aún más. Y es lo que los medios masivos hacen día a día con sus técnicas para elaborar noticias y temas “candentes”. Una parte del discurso de Tony Blair sobre el tema puede dejar más claro lo que trato de explicar: “Los ciudadanos necesitan información para poder monitorear el sistema democrático de sus países. El uso del sensacionalismo para ganar ‘rating’ aleja la información objetiva e importante, lo que causa problemas cuando se informa al público.”

En pocas palabras, el sensacionalismo disturba la función informativa de los noticieros. Y lo malo aquí es que de un tiempo para acá ya no lo hace solo ‘sin querer’. De la misma manera que las religiones explotan el instinto humano que nos hace encontrar caras en las nubes, los medios masivos explotan el instinto que nos hace vulnerables al sensacionalismo no solo para conseguir espectadores o lectores, sino para mantener a las sociedades dóciles, fomentando la cultura del miedo.

¿O qué, piensan en realidad que el calentamiento global es tan inminente como los medios pregonan? ¿O que la muerte de Paulette o el secuestro del ‘Jefe Diego’ son tan importantes como para estar en las noticias las 24 horas del día?

Estado de Miedo

“Me estoy refiriendo a la noción del control social, Peter. Al requerimiento de todo estado soberano de ejercer control sobre el comportamiento de sus ciudadanos, de mantenerlos en orden y razonablemente dóciles. Para mantenerlos manejando en el carril derecho… o el izquierdo según sea el caso. Para mantenerlos pagando impuestos. Y claro que sabemos que el control es mejor manejado a través del miedo.” -Profesor Norman Hoffman.

El anterior párrafo es un fragmento de la novela de State of Fear escrita por el ya fallecido Michael Crichton. Un technotriller de ficción, el libro trata sobre cómo una organización ambientalista utiliza actos terroristas para conseguir fondos para la investigación sobre el Calentamiento Global.

Altamente polémico, el libro toca temas actuales y presenta un sinnúmero de referencias científicas reales que pretenden que el lector tenga una mente más abierta en cuanto a lo que ve en los medios masivos e ideales políticos.