TeresaTodo México habla de ella. La telenovela que lleva su nombre es considerada “polémica” y “novedosa”. Unas la “apoyan”, otras la “odian” y otras más se inclinan hacia uno de los dos lados pero no lo expresan o ni siquiera se dan cuenta de que lo hacen inconscientemente.

Quienes ya han comprendido la razón de ser y el enfoque de este blog no tienen por qué estarse preguntando: ¿Y ahora porqué Nelson quiere hablar de algo tan mundano como una telenovela? Esos lectores ya saben lo suficiente como para pensar: “OK, seguramente le encontró el lado científico al la cascos ligeros de la Teresa”. De cualquier forma, casi estoy seguro de que ni se imaginan el enfoque esta vez debido a que es algo tan obvio que normalmente se da por sentado sin analizarse o se mantiene como tabú sin hablar sobre ello.

Y para comenzar, es necesario dejar en claro por qué es que se me ocurrió escribir sobre esto: la verdad a mí no se me ocurrió. Recibí tantos comentarios acerca de esa telenovela, preguntas sobre qué opinaba yo sobre el asunto, y propuestas sobre escribir al respecto, que no tuve otra más que analizarlo y publicar sobre “esa hembra” que “es mala”. Naturalmente, la mayoría de quienes me sugirieron escribir sobre esto esperaban que “destapara” el “mal” comportamiento de las Teresas del planeta. Pero, como siempre, la verdad es un poco más complicada y al final más simple de lo que la mayoría supone. Les guste o no. Así que luego no digan que no les advertí.

Historia Darwiniana
Para que de una vez se vayan haciendo a la idea: este es uno de los hechos de la vida que más dejan en claro que somos producto de la evolución homínida y que aun llevamos muchos de esos genes “primitivos”, aunque quiera la gente pensar que somos especiales. Lo acepten o no: los primates son nuestros primos.

No estamos para ninguna otra cosa más que para seguir propagando nuestros genes y esperar que sea nuestra descendencia (y no la de otro) la que siga viva mientras la especie exista en la Tierra. Y lo mismo para cualquier especie, como les digo, no somos especiales. Dejado esto en claro, ahora sí les contaré una historia primitiva que les recordará mucho al presente, a pesar de haberse desarrollado hace mas de 100,000 años.

Eran los “tiempos de las cavernas”. Los hombres construían sus herramientas y salían a cazar. Las mujeres recolectaban frutos, raíces y cuidaban a sus hijos. Esos cazadores de una o de otra forma competían entre ellos para determinar su nivel jerárquico en la tribu (aldea, o como quieran llamarle). Quienes conseguían más comida (o más fácilmente) eran los que, al regresar de la cacería, llevaban más alimento a su cueva, en la cual podían mantener a su pareja con más de un hijo. Obviamente quienes más comida conseguían más probabilidad tenían de compartir esa carne con otras personas de la aldea… específicamente con otras mujeres o con las mujeres de otros.

Las mujeres (diseñadas genéticamente para concebir la progenie de la especie) que más probabilidades tenían de tener descendencia eran quienes elegían (consciente o inconscientemente) a los cazadores más hábiles como pareja y así poder mantener mejor a sus futuros hijos.

Así que los hombres solamente se tenían que preocupar por escalar en la cadena jerárquica consiguiendo más  y mejor comida, y las mujeres solamente tenían que preocuparse por copular con los miembros de la aldea con más posibilidades de mantener a sus hijos. Así de simple. Obviamente existen muchos detalles que no hay tiempo en este post de mencionar, pero el caso es que la trama general seguía esta línea.

La misma historia
Y la sigue aun. La cruda realidad es que cientos de miles de años después, poco cambio genético ha habido desde que éramos cazadores-recolectores. Profundamente en el cerebro de cada hombre moderno común se encuentra una simple regla: esfuérzate por adquirir riqueza y úsala para conseguir una esposa propia, y a las esposas de otros hombres para que críen bastardos. Comenzó con el hombre que compartió una pieza de preciado pescado con la esposa de otro miembro de la aldea con el fin de tener un corto affair, y continúa con una estrella Pop que sube a una modelo en su Mercedes. En pocas palabras, la riqueza y el poder son medios para conseguir mujeres, y las mujeres son el medio para la eternidad genética.

De la misma forma, muy profundamente en la mente de la mujer moderna existe una regla simple que no ha cambiado demasiado: esfuérzate por conseguir un esposo que invertirá alimento y protección para tus hijos, y al mismo tiempo esfuérzate por encontrar un amante que pueda darle a esos hijos genes de primera clase. Solamente si es muy afortunada ambos serán el mismo hombre.

Comenzó con una mujer que se casó con el mejor cazador soltero que encontró en la tribu y tuvo un affair con el mejor cazador que ya era casado, asegurándoles así a sus hijos una rica provisión de comida y mejores genes. Continúa con la esposa de un millonario que cría a un hijo que crece para parecerse a su forzudo guardaespaldas. Los hombres son para ser explotados como proveedores de cuidados paternales, riqueza y genes.

Teresa: el resultado lógico
Ahora bien. Si que ambos sexos sean promiscuos es lo natural ¿por qué se considera “malo” ser promiscuo? Para comenzar, no malinterpreten. En ningún momento escribí que ser promiscuo es la regla, sino que la regla con la que funcionan ambos sexos incluye la posibilidad de serlo. La realidad es que la evolución ha encontrado con el tiempo que la monogamia es lo que mejor ha funcionado para poder criar a los hijos humanos. Bueno, la monogamia general con una mezcla de promiscuidad aquí y allá. Digamos, 70% – 30%.

Y aquí viene el problema femenino con la promiscuidad: es una disonancia entre el hecho de que la evolución la diseñó genéticamente para “enamorarse” (y así poder criar mejor a sus hijos en pareja) y el hecho de que en el mundo moderno ya no es necesario vivir sólo para tener hijos. Verán que ese solo hecho es lo que crea a las modernas “Teresas” de las que tanto se queja la sociedad (e inclusive ellas mismas), pero que sin embargo nunca dejarán de existir.

Pero eso, debido a que se acabó el espacio aquí, es tema para el siguiente post.