Ya había prometido este tema desde hace varios posts, pero los temas de los dos posts anteriores demandaban su turno por obvias razones. Y, para quienes buscan razones para el por qué tomar este tema, solo debo decirles que es consecuencia directa de la serie de temas sobre la psicología evolutiva del sexo en los humanos sobre la que he estado escribiendo.
Como ya han aprendido si leyeron esos posts anteriores, muchas (si no es que todas) las acciones de los humanos de una u otra forma están relacionadas directa o indirectamente con la necesidad de reproducirse, es decir con el sexo. Pero esta vez tomaré el tema del sexo no como el verbo sino como el sujeto o, en otras palabras, como género.
Y es precisamente cuando se analiza desde el punto de vista evolutivo (dejando atrás ideas románticas y expectativas lúdicas), resulta lógico que ambos sexos sean diferentes el uno del otro, tanto física como psicológicamente.
La necesidad de la naturaleza de fomentar la permanencia de una especie (en este caso los humanos) ha implicado que con el tiempo cada sexo haya obtenido características especiales no solamente para distinguirse del opuesto, sino para que le sirvieran para convertirse en una especie de complemento el uno para el otro, aunque no desde el punto de vista romántico, como a muchos les gusta pensar.
La realidad es que los hombres nunca serán iguales a las mujeres (y viceversa) por la simple y sencilla razón de que cada uno evolucionó para ejecutar sus propias y particulares acciones en el juego de la vida, específicamente en el juego de perpetuar la vida de la especie… o sea en el “juego del amor”, por así llamarlo.
Podrá sonar misógino y sexista, pero, para razones prácticas y evolutivas (lo que al final es lo que interesa, de hecho), no existe ni existirá la igualdad de sexos. Al igual que el concepto romántico de amor y el concepto de un dios que tiene un plan para nosotros, la igualdad de sexos no es más que una falacia producto de la “civilización” de la raza humana. Un producto más de la rapidez con la que la tecnología y la cultura ha avanzado mucho más rápido en contraste con lo que lo hace el ser humano, física y psicológicamente.
Las mujeres en la cueva
¿Por qué creen que las mujeres son más ávidas para hacer varias cosas al mismo tiempo? Independientemente de la efectividad con que hagan cada una, claro. ¿Manejar, hablar por teléfono y maquillarse? ¿Cuidar a su hijo mientras ve las telenovelas? ¿Estudiar para un examen mientras platica con sus amigas en Facebook? ¿Mantenerse al tanto de las noticias del barrio?
La respuesta es: porque está diseñada genéticamente por la evolución para poder hacerlo. Pero lo que nos interesa no es ese por qué si no el para qué. Y la respuesta, por más retrógrada que les pueda sonar a todas esas que aun creen en el concepto de “revolución femenina”, es que esas características (junto con muchas otras como poner mayor atención a los detalles) evolucionaron para que la mujer se dedicara al hogar. Antes era la cueva, luego fue la choza, hoy es el departamento, pero para el caso es lo mismo.
La mujer tiene la capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo y de poner atención a los detalles debido a que fue mejor para la supervivencia de la especie que la mujer diera a luz al hijo (o a la mejor simplemente de pura chiripada les tocó a ellas). De la misma forma, fue mejor para la supervivencia de los humanos que nacieran básicamente ineptos y necesitaran el cuidado de su madre para terminar de desarrollarse una vez nacido. Y así, por simple lógica, las mujeres con una mejor mezcla de características como las mencionadas fueron las que heredaron sus genes a sus retoños, los cuales, debido a que sobrevivieron y pudieron tener sus propios hijos porque sus madres los supieron cuidar, los heredaron a su vez a los suyos, o mejor dicho a las suyas.
Sencillo, ¿no creen? Pues por simple que parezca esa es la única razón por la que en el presente las mujeres tienen esas características (junto con muchas más, claro) de las que sacan provecho de distintas maneras hoy en día. Distintas maneras para las que no necesariamente evolucionaron dichas características, de hecho. Pero nunca lo supieron hasta hoy (y de hecho seguramente la mayoría no lo sabe aún de cualquier forma). Y lamentablemente de una u otra forma ya han hecho mella en la especie. ¿O piensan que el aumento en la delincuencia juvenil es producto de caricaturas como Dragon Ball Z? (Perdón… “series de anime”.)
Los hombres en el bosque
De igual forma, el sexo masculino heredó sus características para poder llevar a cabo su parte en el trato de la reproducción y la supervivencia de la especie. Y su parte, debido a que la mujer era la que daba a luz a los cachorros, era el de proveer lo necesario para que la madre no tuviera que ocuparse de otras cosas más que de cuidar al hijo de ambos.
¿Por qué creen que los hombres son más aptos para actividades que requieran fuerza y coordinación espacial, y específicamente con pericia? ¿Manejar y disparar armas? ¿Pelear o llevar a cabo trabajos pesados? ¿Jugar videojuegos y deportes extremos? ¿Escalar puestos en las empresas?
La respuesta es la misma: porque la evolución le hizo obtener esas características con el paso del tiempo porque le ayudaron a ejecutar su parte del trato: proveer y escalar en la cadena jerárquica. En nuestros tiempos ya no se trata de quien caza más venados o quien encuentra más presas, pero de igual forma hoy se trata de quién hace más dinero y quien apoya más para proveer en el hogar. Ya no es la cueva, hoy es el departamento o, si escala mejor la cadena jerárquica en la sociedad, la mansión.
Por simple que parezca esa es la única razón por la que hoy existen millonarios y la mayoría de los políticos y gobernantes son hombres. Igual que en el caso contrario, las características genéticas que lo permiten no evolucionaron específicamente para eso, pero se prestaron con el avance de la sociedad. Y de igual forma, ¿a poco creen que varios jóvenes delincuentes no hubieran tenido más oportunidad de evitar salirse del riel si hubieran tenido a su padre como ayuda en su etapa crítica?
El eterno dilema de nuevo
Ahora, ya que saben lo anterior, pregúntense: ¿por qué casi nunca vamos a escuchar sobre una mujer Einstein, o una mujer Bill Gates, o una mujer Obama? Ahí se los dejo de tarea, pero no se alebresten. No les servirá de mucho de todos modos. Hay que ver las cosas con filosofía, como dice el dicho… o en este caso, con racionalidad científica.
Sí, ya se, se vale soñar.
Ya había prometido este tema desde hace varias ediciones, pero los temas de las dos ediciones anteriores demandaban su turno por obvias razones. Y, para quienes buscan razones para el por qué tomar este tema, solo debo decirles que es consecuencia directa de la serie de temas sobre la psicología evolutiva del sexo en los humanos sobre la que he estado escribiendo.Como ya han aprendido si leyeron esas ediciones anteriores, muchas (si no es que todas) las acciones de los humanos de una u otra forma están relacionadas directa o indirectamente con la necesidad de reproducirse, es decir con el sexo. Pero esta vez tomaré el tema del sexo no como el verbo sino como el sujeto o, en otras palabras, como género.Y es precisamente cuando se analiza desde el punto de vista evolutivo (dejando atrás ideas románticas y expectativas lúdicas), resulta lógico que ambos sexos sean diferentes el uno del otro, tanto física como psicológicamente.La necesidad de la naturaleza de fomentar la permanencia de una especie (en este caso los humanos) ha implicado que con el tiempo cada sexo haya obtenido características especiales no solamente para distinguirse del opuesto, sino para que le sirvieran para convertirse en una especie de complemento el uno para el otro, aunque no desde el punto de vista romántico, como a muchos les gusta pensar.
La realidad es los hombres nunca serán iguales a las mujeres (y viceversa) por la simple y sencilla razón de que cada uno evolucionó para ejecutar sus propias y particulares acciones en el juego de la vida, específicamente en el juego de perpetuar la vida de la especie.
Podrá sonar misógino y sexista, pero, para razones prácticas y evolutivas (lo que al final es lo que interesa, de hecho), no existe ni existirá la igualdad de sexos. Al igual que el concepto romántico de amor y el concepto de un dios que tiene un plan para nosotros, la igualdad de sexos no es más que una falacia producto de la “civilización” de la raza humana. Un producto más de la rapidez con la que la tecnología y la cultura ha avanzado mucho más rápido en contraste con lo que lo hace el ser humano, física y psicológicamente.
Las mujeres en la cueva
¿Por qué creen que las mujeres son más ávidas para hacer varias cosas al mismo tiempo? Independientemente de la efectividad con que hagan cada una, claro. ¿Manejar, hablar por teléfono y maquillarse? ¿Cuidar a su hijo mientras ve las telenovelas? ¿Estudiar para un examen mientras platica con sus amigas en Facebook? ¿Mantenerse al tanto de las noticias del barrio?
La respuesta es: porque está diseñada genéticamente por la evolución para poder hacerlo. Pero lo que nos interesa no es ese por qué si no el para qué. Y la respuesta, por más retrógrada que les pueda sonar a todas esas que aun creen en el concepto de revolución femenina, es que esas características (junto con muchas otras como poner mayor atención a los detalles) evolucionaron para que la mujer se dedicara al hogar. Antes era la cueva, luego fue la choza, hoy es el departamento, pero para el caso es lo mismo.
La mujer tiene la capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo y de poner atención a los detalles debido a que fue mejor para la supervivencia de la especie que la mujer diera a luz al hijo. De la misma forma, fue mejor para la supervivencia de los humanos que nacieran básicamente ineptos y necesitaran el cuidado de su madre para terminar de crecer una vez nacido. Y así, por simple lógica, las mujeres con una mejor mezcla de características como las mencionadas fueron las que heredaron sus genes a sus retoños, los cuales, debido a que sobrevivieron y pudieron tener sus propios hijos porque sus madres los supieron cuidar, los heredaron a su vez a los suyos.
Sencillo, ¿no creen? Pues por simple que parezca esa es la única razón por la que en el presente las mujeres tienen esas características (junto con muchas más, claro) de las que sacan provecho de distintas maneras hoy en día. Distintas maneras para las que no evolucionaron dichas características, de hecho. Pero nunca lo supieron hasta hoy. Y lamentablemente que de una u otra forma ya han hecho mella en la especie. ¿O piensan que el aumento en la delincuencia juvenil es producto de las caricaturas como Dragon Ball Z?
Los hombres en el bosque
De igual forma, el sexo masculino heredó sus características para poder llevar a cabo su parte en el trato de la reproducción y la supervivencia de la especie. Y su parte, debido a que la mujer era la que daba a luz a los cachorros, era el de proveer lo necesario para que la madre no tuviera que ocuparse de otras cosas más que de cuidar al hijo de ambos.
¿Por qué creen que los hombres son más aptos para actividades que requieran fuerza y coordinación espacial, y específicamente con pericia? ¿Manejar y disparar armas? ¿Pelear o llevar a cabo trabajos pesados? ¿Jugar videojuegos y deportes extremos? ¿Escalar puestos en las empresas?
La respuesta es la misma: porque la evolución le hizo obtener esas características con el paso del tiempo porque le ayudaron a ejecutar su parte del trato: proveer y escalar en la cadena jerárquica. En nuestros tiempos ya no se trata de quien caza más venados o quien encuentra más presas, pero de igual forma hoy se trata de quién hace más dinero y quien apoya más para proveer en el hogar. Ya no es la cueva, hoy es el departamento o, si escala mejor la cadena jerárquica en la sociedad, la mansión.
Por simple que parezca esa es la única razón por la que hoy existen millonarios y la mayoría de los políticos y gobernantes son hombres. Igual que en el caso contrario, las características genéticas que lo permiten no evolucionaron específicamente para eso, pero se prestaron con el avance de la sociedad. Y de igual forma, ¿a poco creen que varios jóvenes delincuentes no hubieran tenido más oportunidad de evitar salirse del riel si hubieran tenido a su padre como ayuda en su etapa crítica?
El eterno dilema de nuevo
Ahora, ya que saben lo anterior, pregúntense: ¿por qué casi nunca vamos a escuchar sobre una mujer Einstein, o una mujer Bill Gates, o una mujer Obama? Ahí se los dejo de tarea, pero no se alebresten. No les servirá de mucho de todos modos. Hay que ver las cosas con filosofía, como dice el dicho… o en este caso, con racionalidad científica.