La habilidad para controlar la energía, sea haciendo lumbradas con leña o construyendo plantas eléctricas, es un prerequisito para la civilización.
—Isaac Asimov
Consultando las recomendaciones de Amazon.Com en cuanto a libros que podrían interesarme, la portada de uno de ellos captó mucho mi atención; en ella aparecía un sujeto vestido de traje, con la corbata desatada y apuntándose en la sien con la pistola de una bomba de gasolina. En la parte central se leía el titulo: La Fiesta se Acabó.
No es necesario recordarles que inmediatamente investigueé sobre ese libro esperando corroborar mis sospechas sobre el tema del mismo. Y estaba en lo correcto. No cabe duda que si se diseña bien, un libro sí puede ser juzgado por su portada.
The Party Is Over es un muy interesante tratado, escrito por Richard Heinberg, sobre un tema que no es muy deseablemente conocido por la sociedad en general: el inevitable final de nuestra era industrial debido al cada vez más próximo agotamiento de la razón de ser del avance de la humanidad en los últimos 100 años: el petróleo. Ojalá este tipo de libros fueran los más populares en nuestro país, y no los supuestos libros de “superación personal”. Pero bueno, entremos en el tema.
Petróleo: el más grande subsidio
Durante las decenas de miles de años que lleva existiendo el ser humano, nunca habíamos aprovechado tanto un recurso natural que lamentablemente no es renovable. Escuchamos en los medios algunas veces que debemos cuidar los recuros no renovables y adminsitrar bien los renovables. Escuchamos que debemos ahorrar energía, cuidar la naturaleza y que tratemos de utilizar lo “natural” en vez de lo artificial cuando podemos hacerlo. Pero ninguna de estas sugerencias nos muestra la perspectiva real de lo que nos quieren dar a entender.
Y la perspectiva real es que no pagamos el precio real de lo que disfrutamos en la actualidad. No lo hemos pagado desde que el ser humano descubrió el oro negro por el cual durante el último siglo se han peleado guerras y declarado enemistades internacionales. La realidad es que ninguna de las comodidades y progresos de los que gozamos pueden explicarse sin mencionar el petróleo y la facilidad con que éste nos provee de energía.
En palabras burdas pero científicamente resumidas, el gran y rápido avance de la humanidad, no solo en los últimos 100 años sino desde la edad del hierro hasta nuestros tiempos, solamente ha sido posible gracias al aprovechamiento de cada vez más efectivos métodos para generar energía. Al principio fue el aprovechamiento del trabajo de animales domesticados para la agricultura, luego por mucho tiempo fue la madera como combustible para generar fuego, después fue la utilización de la energía hidráulica para mover grandes molinos.
Algún tiempo después, sin embargo, el hombre descubrió un mineral negro que podría ser utilizado para generar fuegos de mayor temperatura y duración y que le ayudó a comenzar con lo que posteriormente se conocería como la revolución industrial: el carbón.
Pero el carbón no era fácil de encontrar ni de extraer, además de que contaminaba demasiado. Sin embrago, cuando los bosques ya no fueron suficientes, la sociedad tuvo que aceptar el negro mineral para poder mover la creciente industria y la expansión territorial del siglo XIX.
Pero enseguida, y aunque al principio no se aprovechó más que levemente, nos encontramos un tesoro que hemos estado gastando como si nunca se fuera a terminar.
La fiesta se acabó
Y aquí es cuando regreso al ingenioso título del libro que me ayudó a enfocar este tema: “La Fiesta Se Acabó”. Por que eso precisamente es lo que ya está pasando. Encontramos un tesoro hace 100 años y hemos estado celebrando con una gran fiesta multibillonaria durante todo este siglo. Nos hemos estado divirtiendo tanto, que olvidamos que el tesoro solamente consistía en un gran cofre, un gran cofre al que en este momento ya le quedan muy pocas monedas. Nos espera una fatal cruda.
Tan fatal que, si en unas pocas décadas no aprendemos a aprovechar, además del petróleo, otros combustibles o fuentes de energía, la humanidad civilizada tendrá que dar un gran salto hacia atrás para poder seguir sobreviviendo en este planeta debido a que, en poco más de un siglo habremos agotado un recurso que tardó miles de millones de años para recolectarse en el subsuelo.
Encontramos una fuente de energía tan barata que no nos sentamos a analizar la posibilidad de que se podría terminar y de que deberíamos planear su administración controlada. Y lo malo es que esa energía barata no solo algún dia, sino más bien pronto se terminará, como lo podemos ver en el presente con las cada vez más frecuentes crisis petroleras y guerras por el control del famoso oro negro.
¿O es que en verdad piensan que las intervenciones de Estados Unidos y otras grandes potencias en países en conflicto son solamente “humanitarias”? ¿Creen en realidad que los paises desarrollados se preocupan por los problemas y las personas de uno que otro país subdesarrollado solamente porque les gusta manetener la paz en el mundo? ¿Creen que es conicidencia que en la mayoría de los países en los que interviene la OTAN existen importante reservas petroleras o tienen algunas cercanas?
En los tiempos del Imperio Romano lo que hacía la diferencia era el número de contribuyentes y esclavos, en los tiempos de la expansión territorial europea era el número de colonias que los reinados obtenían con la exploración del mundo; así, hoy lo que hace la diferencia es simple y sencillamente los barriles de petróleo a los que tiene acceso un país, ya sea propios o comprados a un precio muy barato.