Siguiendo con el post de hace dos años, e inspirado en la odisea en la que se convierte para muchos el 14 de Febrero (además de a petición de algunos lectores), esta vez analizaremos más a fondo ese sentimiento tan querido y a veces tan odiado llamado amor. La razón de existir del mismo ya la sabemos, ahora veamos cómo es que la evolución engaña al cerebro humano con el sentimiento que relacionamos con Cupido.
Y deben estar advertidos de antemano que éste es un post un poco más técnico que algunos encontrarán demasiado detallado, pero el tema lo requiere. Y si quieren saber, en parte, por qué se preocupan tanto el 14 de febrero por hacer cola en las florerías, deberían leerlo de todos modos.
Las etapas del amor
Para comenzar, deben saber que existen muchos químicos que interactúan entre sí en tu cerebro cuando estás enamorad@, y lo hacen de diferente manera dependiendo de la etapa en la que se encuentra el enamoramiento.
Ese mareo inicial que llega cuando te estás comenzando a enamorar incluye la aceleración del latido, la piel sonrojada y las palmas sudorosas. Esto es debido a las dopamina, norepinefrina y feniletilamina que se liberan. La dopamina parece ser el “químico del placer”, el que produce un sentimiento de felicidad. La norepinefrina es similar a la adrenalina y es causante del latido acelerado y la emoción. Juntos, estos dos químicos producen euforia, energía intensa, deseo, pérdida de apetito y atención enfocada. “El cuerpo humano libera el coctel del arrebato del amor sólo cuando ciertas condiciones existen, y el hombre los produce más rápido que la mujer, debido a su naturaleza más visual”, comenta la antropóloga e investigadora del amor Helen Fisher.
Existen investigadores que utilizan imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) para ver los cerebros de las personas cuando éstas se encuentran viendo la fotografía de su ser amado. De a cuerdo a Helen Fisher, lo que se puede apreciar en esas imágenes durante esa etapa del romance que podríamos llamar “alocad@ y no puedo pensar en otra cosa que solo seas tú” (la etapa de atracción), es la necesidad biológica de enfocarse en una sola persona. ¿Cómo lo saben? Porque las imágenes muestran específicamente el incremento de flujo de sangre en las áreas del cerebro con altas concentraciones de receptores de dopamina, asociando esto con estados de euforia, deseo y adicción. De la misma forma, altos niveles de dopamina se asocian con la norepinefrina, la cual eleva la atención, la memoria de corto plazo, la hiperactividad, la falta de sueño y el comportamiento orientado a un objetivo. En otras palabras, las parejas en este estado se enfocan atentamente en la relación y en casi ninguna otra cosa más.
Otra posible explicación para el enfoque intenso y la idealización de la pareja que ocurre durante la etapa de atracción viene del descubrimiento de que las personas enamoradas tienen bajos niveles de serotonina y también con el hecho de que los circuitos asociados con la manera en que analizamos a la gente se suprimen. Esos bajos niveles de serotonina son precisamente los mismos que presentan las personas con desorden obsesivo-compulsivo, posiblemente explicando por qué quienes se enamoran se obsesionan por su pareja o prospecto.
Enlace químico
En el amor romántico, cuando dos personas tienen sexo, oxitocina es liberada, la cual ayuda a cimentar la relación. La hormona oxitocina se relaciona con la habilidad de mantener relaciones interpersonales saludables y límites psicológicos saludables con otra gente. Cuando se libera durante el orgasmo, comienza a crear un lazo emocional, entre más sexo, más grande el lazo.
La vasopresina, una hormona aintidiurética, es otro químico que se ha asociado con la formación de relaciones monógamas de largo plazo. La Doctora Fisher cree la oxitocina y la vasopresina interfieren con las rutas de la dopamina y la norepinefrina, lo cual podría explicar por qué el amor apasionado se desvanece conforme el lazo emocional crece.
Las endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo, también juegan un papel esencial en las relaciones de largo plazo. Éstas producen un estado general de bienestar, incluyendo el sentimiento de seguridad y relajación. Al igual que la dopamina y la norepinefrina, las endorfinas son liberadas durante el sexo, pero también durante el contacto físico, el ejercicio y otras actividades (por eso a veces salir a correr lo hace a un sentir bien emocionalmente o nos libera del estrés). Y también como muchas otras “minas”, puede inducir una dependencia como la de los drogadictos.
El largo plazo
¿Qué pasa cuando ese sentimiento eufórico se desvanece? Al parecer, la velocidad con la que el cortejo progresa muchas veces determina el éxito final de la relación: entre más dure el cortejo, más fuerte será la relación de largo plazo.
Los sentimientos de amor apasionado, sin embargo, sí pierden su fuerza con el tiempo. Estudios han demostrado que el amor apasionado desaparece rápidamente y prácticamente deja de existir después de dos o tres años… si tienen mucha suerte llega a 5. Los químicos responsables por ese sentimiento amoroso (adrenalina, dopamina, norepinefrina, feniletilamina, etc.) disminuyen.
De repente tu amante tiene defectos. ¿Por qué ha cambiado? Te preguntas. De hecho, tu pareja seguramente no ha cambiado nada, es sólo que ahora eres capaz de verl@ racionalmente, en vez de verl@ a través de las hormonas cegadoras de la infatuación y el amor apasionado. En esta etapa, la relación o es lo suficientemente fuerte como para durar, o termina.
Si la relación puede avanzar, entonces otros químicos entran en juego. Las endorfinas, por ejemplo, aun proveen un sentido de bienestar y seguridad. Adicionalmente, la oxitocina aun es liberada cuando se tiene sexo, produciendo sentimientos de satisfacción y unión. La vasopresina también continúa jugando un rol importante en el sentido de acoplamiento.
Aunado a las razones biológicas,el éxito de una relación de largo plazo depende de otros factores. Pero eso es tema de otro post futuro.