El compromiso con una relación, a diferencia de lo que a la gente le gusta creer, se basa en cómo piensan los comprometidos, más que en cuanto se amen.
Parece que cada día hay otro “rompimiento” de alguna pareja de famosos. Una pareja que recientemente se unió a esa lista es la que estaba formada por Katy Perry y Rusell Brand. Junto a parejas como Jennifer López y Marc Anthony, o Demi Moore y Ashton Kutcher, Perry y Brand se unen a la larga lista de matrimonios de celebridades que han sucumbido a problemas maritales que se convierten en divorcios de millones de dólares.
Aunque en Estados Unidos el promedio de divorcios para los matrimonios primerizos es de cerca del 40%, se estima que el promedio del de las estrellas es aún mayor, llegando a o pasando del 50%, por eso es difícil nombrar a más de un puñado de parejas que cuenten con un largo y feliz matrimonio. ¿Por qué? La respuesta es más simple de lo que se imaginan.
La alternativa atractiva
La mayoría seguramente tiene su propia lista de celebridades con las que se acostaría si tuvieran la oportunidad, sin importar nuestro estado civil. Pero la realidad es que lo más probable es que nunca tendremos esa oportunidad (lo siento, Avril Lavigne!). Pero esta probabilidad no se aplica a los famosos. La persona que se encuentre como primera en su lista puede fácilmente ser su próximo coestelar en una película o la que organiza la fiesta después del estreno.
Mucho más que el resto, las celebridades están constantemente rodeadas por lo que los psicólogos llaman “alternativas atractivas”, es decir gente que llega a nuestras vidas con la que tomaríamos esa oportunidad. (El por qué tomaríamos esa oportunidad lo he explicado ya en posts anteriores).
Pero sin importar que nuestras caras se encuentren en un espectacular o solo en la mantita de nuestra madre, la ciencia de lo qué nos mantiene comprometidos o nos lleva a ser infieles es la misma para todos, la única diferencia es que las celebridades tienen los reflectores encima.
La mente comprometida
Cuando estamos en una relación de compromiso, un nivel de dependencia nos mantiene interesados. “Estamos motivados a mantener una relación cuando dependemos de esa persona para satisfacer nuestras necesidades,” dice Tim Loving, profesor asociado de psicología de la Universidad de Texas. “Permanecemos en nuestra relación actual cuando pensamos que lo que tenemos es mejor que lo que percibimos que está disponible en otro lugar. Si pensamos que alguien más puede satisfacer nuestra necesidades de mejor manera, entonces nos vamos.” Eso es lo que dictaría nuestro cerebro primitivo.
Ahora bien, para mucha gente, una realmente mejor alternativa puede no llegar muy seguido (o nunca hacerlo), pero para las celebridades estar rodeados de alternativas atractivas es la regla.
“Las celebridades tienen un alto número de gente atractiva a su alrededor,” dice Loving. “Después, agrega a la mezcla el hecho de constantemente viajan, hacen cosas nuevas, trabajando juntos en situaciones excitantes, y se les hace muy difícil no considerar las alternativas.” Solo esa consideración, aun si nunca la llevan a la práctica, puede demeritar su relación seria con su pareja con la que se comprometieron.
La evolución al rescate
Sin embargo, y debido a que los seres humanos somos una especie primordialmente monógama, cuando estás en una relación seria, tu cerebro te da una mano (o mejor dicho una neurona) para ayudarte a seguir siendo fiel. “La gente que es más comprometida tiende a derogar las alternativas,” dice Loving, explicando que cuando te encuentras con alguien particularmente atractiv@, calificarás a esa persona como menos atractiva de lo que es, o simplemente tratarás de no pensar en ello. Y de hecho, cuando estás comprometido con una relación, las imágenes de tu cerebro son diferentes a las que una persona que no lo está.
Un estudio de 2011 publicado en “Cognition & Emotion”, mostró lo que pasa en el cerebro cuando vemos alternativas atractivas. 14 personas en relaciones exclusivas y heterosexuales calificaron 80 fotografías del sexo opuesto. Las fotos con los más altos niveles de atracción activaron una región del cerebro llamada el estriado ventral, un centro de recompensa que juega un papel importante en la atracción.
Pero para aquellos que se sentían comprometidos con su relación, otra región del cerebro entró en acción también: una región responsable de la regulación de emociones. Entre más se activa la región de regulación de emociones, menos se activa el estriado ventral. En palabras simples, esto sugiere que la región de regulación de emociones manda una señal que aminora la atracción, haciendo que una chica que antes era sexy, ahora “esté más o menos”.
La coteza prefrontal derecha ventral lateral es la región principal que se encarga de reducir tu atracción hacia otros. Sin embargo, no todo el mundo tiene una fuerte coteza prefrontal derecha ventral lateral para regular sus emociones, y existen diferencias individuales en esa fuerza, dice Meghan Meyer, investigadora estudiante de doctorado de la UCLA.
En pocas palabras, los sujetos más comprometidos con su pareja mostraron más activación en esa región del cerebro, lo cual los hacía menos susceptibles de dejarse llevar por alternativas atractivas. Sin embargo, el efecto no depende de la fuerza de voluntad, de hecho es automático. “Cuando le preguntas a las personas comprometidas si no subestimaron la calificación de qué tan atractivas eran las personas de las fotos, ellas dicen que de ninguna manera,” dice Meyer. “Ellas piensan que las calificaron precisamente, sin prejuicios.”
Claro que nuestro cerebro también nos juega trucos a la inversa, y puede hacernos pensar que una alternativa es mejor cuando realmente no lo es. Pero eso lo dejaremos para el siguiente post, porque aún queda un asunto por aclarar para terminar de contestar más amplia y prácticamente, nuestra pregunta de tema.
Porque son artistas
Si no quisiéramos complicarnos la vida con una explicación como la anterior, podríamos fácilmente resumir la respuesta a la pregunta ¿por qué no funcionan los matrimonios de los famosos? con la respuesta: porque son artistas. Quien no sepa lo suficiente sobre psicología de la personalidad podrá considerar esta respuesta mucho menos que insuficiente, pero la realidad es que realmente resume todo lo anterior. ¿Cómo?
La gran mayoría de los artistas famosos (actores, actrices, cantantes, etc.) pertenecen, de una u otra manera, a un tipo de personalidad que Myers, Briggs y Keirsey llaman Artesanos. Una de la características principales de los artesanos es que naturalmente (es decir genéticamente) son personas que se dejan llevar por sus emociones del momento. Son optimistas, les gusta divertirse y se basan en el “aquí y ahora”. Se sienten orgullosos de ser poco convencionales, espontáneos y “aventados”, se emocionan fácilmente, confían en sus impulsos, les gusta sentirse estimulados, llamar la atención y ser libres.
Solamente calculen qué pasaría cuando dos personas con este tipo de personalidad se sienten atraídas y, después de generalmente muy poco tiempo, deciden casarse. Ahora sumen a eso las circunstancias de “todo se puede” en las que se encuentran los famosos conociendo gente y haciendo relaciones. El resultado se ve casi a diario en Hollywood y en la industria de la música. No necesitamos analizar demasiado para suponer que es muy probable que los Artesanos sean el tipo de persona con un cerebro con una no muy fuerte coteza prefrontal derecha ventral lateral.
“El patrón de dos artesanos brillando intensamente en el cielo y después apagándose y separándose es uno muy familiar,” escribió David Keirsey en su libro Please Unserstand Me II. Amén.