Aunque en realidad la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) no ha confirmado que tomarte selfies es un desorden mental, a esta obsesión ya se le conoce como “selfitis”.
Al respecto desde el año pasado han circulado reportes que el problema consiste en “la obsesiva compulsiva necesidad de tomar fotos de uno mismo y publicarlas en las redes sociales como una manera de completar su falta de auto estima y llenar un vacío de intimidad”.
Es claro que una que otra selfie por razones prácticas no daña a nadie ni es necesariamente signo de un problema, pero también es claro que tenemos en nuestras lista de amigos a aquell@s que constantemente cambian su foto de perfil o simplemente publican una foto de sí mismos sin razón práctica real.
Y aunque nunca faltará la respuesta de “no significa nada” de parte de la mayoría de l@s adict@s a las selfies, la realidad es que psicológicamente, como dice el sabio adagio: “si el río suena es que agua lleva”. Hasta la misma APA especifica que “selfitis no está en el DSM-5 (el manual de diagnósticos de problemas mentales de la APA), pero existen muchos problemas mentales que necesitan y merecen tratamiento“.
Al respecto ya se han llevado a cabo varios estudios científicos para develar cómo está relacionada la necesidad de las personas de tomarse y publicar selfies, con su personalidad y sus posibles problemas psicológicos.
Véanme, véanme…
Comenzando por el problema de selfitis más típico, la obsesión por auto tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales (aunque piensen ellos mismos que no es obsesión) está directamente relacionada con el narcisismo, o la constante necesidad de admiración de parte de los demás.
¿Por qué es un problema mental la necesidad constante de ser admirados?
“Cuando nos distraemos tanto por promovernos a nosotros mismos, podemos perder el contacto real con nuestras identidades auténticas y hacer más difícil nuestras relaciones, dice la Doctora Lucie Hemmen, psicóloga clínica de Universidad de California Santa Cruz y autora de “Parenting a Teen Girl”.
Explicado en otras palabras, “aparte de los amigos cercanos y familiares, otras personas (consciente e inconscientemente) no van a ver muy bien a quienes constantemente comparten fotos de de ellos mismos,” dice el Dr. David Houghton de la Birmingham Business School y autor de un estudio de interacción social en en Facebook, en el cual además se corroboró que la gente que publica muchos selfies tienen relaciones personales más superfluas.
No lo tengo en la vida real…
Por otro lado, y hasta cierto punto diametralmente opuesto pero en realidad relacionado, están los casos de adictos a las selfies debido a su falta de autoestima.
A diferencia de los más narcicistas, estos adictos a las selfies lo son debido a su necesidad de levantar su propia autoestima y a compensar por su falta de relaciones emocionales significativas. Y en este grupo caen la mayoría de los adolescentes y adultos jóvenes adictos no solo a publicar selfies sino a las redes sociales en general.
Debido en gran parte a que no han definido sus personalidades y a que son (aunque ellos mismos no lo noten) altamente influenciables por el ambiente que los rodea, los más jóvenes adictos a las selfies se promueven a sí mismos como una forma de validación de parte de sus amigos.
Y para conseguir más “Me Gusta” se obsesionan con tomarse la selfie más atractiva posible. Y esto obviamente es signo de un problema.
“Una persona segura y mentalmente madura publicará selfies espontáneos y sin tanta edición o buscando la pose más trabajada, y lo van a compartir menos. Una persona más insegura va a publicar una foto más sexualizada y escenificada, lo van a hacer muchas más veces y le va a afectar mucho más los comentarios o los me gusta que reciba”, explica al respecto la Doctora Hemmen.
En otras palabras, si por ejemplo una chica posa provocativamente o con un escote pronunciado para un selfie que consiguió muchos “Me Gusta”, eso no es más que falsa autoestima, la cual tarde o temprano se convertirá en un problema en su vida real.
Dime cuantos selfies te tomas…
Según otro estudio, si tu cantidad de selfies no es necesariamente la suficiente como para considerarlo un problema, mínimo está relacionada con tu personalidad y puede decir más de lo que quieres creer de qué tipo de persona eres.
India es la capital mundial de muertes por selfies. En 2015 ahí sucedieron la mitad de las 27 muertes mundiales relacionadas con tomarse ese tipo de fotos, según el Whashington Post.
El estudio encontró (sin sorprendernos, claro) por ejemplo que las personas que se toman selfies con “trompa de pato” se asocian más al neuroticismo y la inestabilidad emocional. También que el ángulo en que la selfie es tomada revela mucho de la consciencia de la privacidad, la capacidad de conformidad y la escrupulosidad del individuo.
Algunos de los reportes que proclaman la “selfitis” es un problema oficial, inclusive asignan tres niveles a la condición:
- Si te tomas tres selfies al día, pero no las publicas en las redes sociales, considérate “en el límite”.
- Si publicas al menos 3 fotos de tí mism@ al día, eso ya es “agudo”.
- Y si tienes una incontrolable urgencia de tomarte y publicar al menos 6 selfies al fía, felicidades, tienes selfitis crónica.
Así que, aunque oficialmente no esté en el DSM-5, esta categorización del problema no pueden estar muy lejana a la realidad de much@s.
Dos razones para la selfitis
En resumen, cuando las selfies son signo de problema (independientemente de clasificarse oficialmente o no como uno) es por una de dos razones: por un lado, la gente con autoestima alta quiere compartir sus fotos porque no son susceptibles a la crítica, posiblemente por un problema de narcisismo. Y por otro lado, las personas con baja autoestima desean autopromoverse en línea como una forma de aumentarla.
Por cualquiera de las dos razones. En un problema que determina muchos más en la estabilidad emociona actual y futura de los adictos a las selfies. Y que puede ser signo de otros más.
Como dice el Dr. David Veale, psiquiatra que ayudó a evitar el suicidio del famoso adicto a las selfies Danny Bowman: La adicción a las selfies no es cosa de risa”.