Si te interesan y sigues temas sobre nutrición y fitness, seguramente has leído o escuchado el término cetosis, y el enfoque nutricional que sugiere que debes acostumbrar a tu cuerpo a estar continua o al menos periódicamente en ese estado.
También puedes haber visto o escuchado sobre las “dietas cetogénicas”, que te ayudan a mantener a tu organismo en estado de cetosis.
Pero, lo hayas escuchado o no, ¿qué es cetosis y por qué se sugiere que nuestro cuerpo se mantenga en ese estado metabólico? ¿Cuáles son las ventajas?
Qué es la Cetosis
Las cetonas son moléculas solubles en agua (acetoacetato, beta-hydroxybutyrato, y acetona) que son producidas en el hígado a partir de ácidos grasos durante periodos de poca alimentación (ayuno), dietas de carbohidratos restringidos, desnutrición, o ejercicio intenso prolongado. Estas cetonas son absorbidas rápidamente por el tejido extra-hepático, y convertidas en acetyl-CoA, el cual es convertido en energía en las mitocondrias.
Si la anterior explicación no te dijo mucho, en pocas palabras las cetonas son un tipo especial de grasa que es utilizada naturalmente por el cuerpo humano cuando no tiene disponibles suficientes carbohidratos de los cuales obtener glucosa como fuente rápida de energía.
Estás en estado cetogénico (o normalmente lo estarías) cuando te despiertas en las mañanas y todavía no has desayunado, cuando haces ejercicio por mucho tiempo, cuando no has comido en todo el día (o más tiempo) y cuando tu dieta es muy baja en carbohidratos.
Así, la cetosis en un estado natural del cuerpo en ciertas ocasiones, y mucho más natural de lo que en la modernidad podemos considerar debido a una simple razón: nuestros ancestros estaban en cetosis mucho más tiempo que nosotros, natural y continuamente. Por necesidad, claro. Pero evolutivamente el cuerpo humano está adaptado para vivir en ese estado.
Después de todo, por millones de años los carbohidratos que hoy fácilmente consumes no fueron la dieta principal de nuestros antepasados.
No necesitas carbohidratos
Como ya lo hemos abordado en posts anteriores, el ser humano evolucionó en un ambiente de escases, comparado con el mundo que creamos comenzando hace menos de diez mil años.
Y en el mundo ancestral no existían los alimentos ricos en carbohidratos como los que conocemos y consumimos fácilmente hoy. De hecho, los carbohidratos fueron (y siguen siendo hoy en día para algunas tribus “primitivas” remanentes) solamente el último recurso alimenticio.
Desde que nuestros más antiguos ancestros dejaron los árboles, y mucho más desde que el cerebro de nuestros un poco menos antiguos ancestros comenzó a desarrollarse para muchos cientos de miles de años después crecer al tamaño que hoy cargamos en el cráneo, el primer alimento en la lista fue carne de animal. No fueron ni pan, ni tortillas, ni siquiera frutas y verduras.
Lo primero que buscaban nuestros ancestros era grasa y proteína. Junto con eso recolectaban algunas frutas (recordemos que la mayoría son estacionales y no estaban disponibles todo el año… pero hoy sí), y solamente si regresaban los cazadores con las manos vacías, no tenían otra opción que consumir vegetales y tubérculos (o sea carbohidratos).
Es por esto que el cuerpo humano, contrario a lo que aun pregonen muchos nutriólogos (que deberían aprender de biología y medicina evolutivas), no necesita carbohidratos como fuente principal de alimento. Olvida el consejo de que la pirámide alimenticia se basa en harinas y granos “saludables”. O el nuevo “plato” que te dice que no ocupas ya tantas harinas y granos en tu dieta.
La realidad es que no ocupas harinas, ni siquiera integrales. Y mucho menos bebidas o productos azucarados.
Tu cuerpo funciona mejor en cetosis
Estudios que ya no son ni tan recientes, están comprobando que las cetonas no solamente te ayudan a sobrevivir en ausencia de carbohidratos en tu dieta, sino que estimulan los medios por los cuales se aumenta el crecimiento de conexiones neuronales en el cerebro. Es decir, vives mejor.
Y tiene sentido cuando recuerdas que el crecimiento del tamaño del cerebro dependió de la adopción de parte de nuestros ancestros de una dieta rica en grasas y proteínas animales. Esencialmente lo que hoy se conoce como Dieta Cetogénica.
Una dieta cetogénica es una que es alta en grasas la cual, cuando se ha estudiado relacionada con el Alzheimer, mejora los síntomas de esa condición en solamente un mes. Las mejoras de esta dieta en personas con Alzheimer inclusive estuvieron a la par de lo que logran medicamentos y cirugía cerebral.
Sin embargo las cetonas hacen mucho más que eso. También aumentan la cantidad de glutatión en el hipocampo, un poderoso antioxidante protector del cerebro. Las cetonas también facilitan la producción de mitocondrias, uno de los actores más importantes en la producción energética del cuerpo humano.
Y eso es solo la punta del iceberg.
Debido a que nuestro cuerpo entran en cetosis cuando el azúcar en la sangre y el glucógeno en el hígado ya no son suficientes, y nuestro sistema no tiene otra opción que utilizar cetonas como combustible, en este punto nuestro cuerpo no está haciendo lo natural: quemando grasa como combustible principal.
Cómo mantenerte en cetosis
Podemos entrar en cetosis con un breve ayuno, permitiendo a nuestro organismo quemar rápidamente los carbohidratos en nuestro sistema, y seguir con la quema de grasa como combustible.
Sin embargo, una estricta dieta cetogénica es la que obtiene entre el 80 y hasta el 90% de las calorías de grasa, y solo el resto de carbohidratos y proteínas. Puede sonar loca comparada con el consejo de alimentación más común, pero recuerda que, en estado cetogénico, esa grasa se estará quemando continuamente, y al mismo tiempo estarás mejorando el funcionamiento de esa masa de grasa en tu cráneo que te permite, entre muchas otras cosas, estar leyendo este blog.
Pero no necesitas irte al extremo.
De hecho pocos lo podrían hacer óptimamente, ya que sería casi emular la vida de nuestros ancestros, y hoy en día, ¿quién quiere ocupar el gran esfuerzo que se requería para conseguir el tipo de comida que nuestros ancestros consumían? Porque no cuenta ir a la carnicería y llegar a comer y sentarte a ver la televisión.
Pero puedes acostumbrarte a algo similar simplemente aceptando que técnicamente los carbohidratos no son un nutriente para el nuestro organismo. Así de simple. Es más, hasta fomentan la diabetes.
Nuestra dependencia de carbohidratos es solamente eso: una dependencia. Porque desde que descubrimos la agricultura es mucho más fácil y rápido obtener la energía que necesitamos para sobrevivir de granos que nuestros ancestros, si es que consumían, lo hacían muy poco y solo como última opción.
¿Necesitas otra razón? Tanto el cerebro como el corazón funcionan 25% mejor con energía obtenida de las cetonas.
¿Otra más? De hecho las células cancerígenas utilizan solamente carbohidratos y no cetonas para reproducirse. Es por esto que se utilizan dietas cetogénicas para ayudar a vivir más a personas afectadas con cáncer e inclusive para hacer más efectivas sus radio y quimioterapias.
Si eso hace por personas con cáncer, ¿qué más no hará por ti?
Ahora, ¿le sigues poniendo peros a dejar tu dona mañanera y tus pastas que solo saben buenas por la salsa que les ponen?