Ya hemos abordado el tema en variadas ocasiones. De hecho este blog tiene toda una sección dedicada a posts sobre el tan elusivo y buscado amor.
También ya sabemos lo qué es (aunque muchos no lo quieran ver así).
Inclusive ya sabemos cómo funciona (aunque muchos quieran pensar que es algo más complejo que solo química).
Ya sabemos inclusive cómo es que las relaciones amorosas son vistas y esperadas desde ambos puntos de vista, del hombre y de la mujer.
Ahora pasemos a cómo es que funcionan de hecho las relaciones, algo que lamentablemente muchos no conocen antes de involucrarse en una y, como es de esperarse, es uno de los principales motivos por los cuales terminan por dejar de funcionar, o (en el mejor o peor de los casos, de pendiendo de la perspectiva) se mantienen pero en constante conflicto.
La teoría triangular del amor
Para comenzar, no existe un solo tipo de amor. Sáquense de una vez eso de la cabeza si todavía lo creen.
Las películas de Disney (con el ideal de la relación con su príncipe azul) entretienen a muchas niñas, pero desde cierto punto de vista pueden llegar a ser una de las razones por las cuales en el futuro esas niñas tendrán problemas en sus relaciones amorosas.
También sáquense de una vez de la cabeza la idea de que el amor es único: la realidad es que cada persona puede tener distintos tipos de relaciones con distintos tipos de personas, y no necesariamente un solo estilo de amar es el que funciona en todos los casos. Ni para esa persona, ni para el resto de la gente.
Y esto se debe, además de a las diferencias de personalidad, a que una relación amorosa puede estar en una de distintas etapas de lo que se conoce como la Teoría Triangular del Amor.
Desarrollada por el psicólogo de la Universidad de Yale, Robert Sternberg, esta teoría propone que en el contexto de las relaciones interpersonales “los tres componentes del amor son el componente de intimidad, el de la pasión y el componente de decisión/compromiso”.
Es la mezcla de los diferentes grados de estos tres componentes lo que constituye el tipo de relación que una pareja experimenta. Y es importante aclarar que ese tipo de relación puede cambiar con el tiempo. Y también que no todas las parejas inician su relación en el mismo tipo de amor. De nuevo, el mito Disney del amor no es obligatorio.
Pero primero aclaremos (aunque las palabras lo dicen) en qué consiste cada uno de los tres componentes de esta teoría del amor.
Los componentes del amor
Pasión: Un fuerte sentimiento de entusiasmo o emoción hacia algo, alguien o hacia una actividad. En el caso de las relaciones se refiere tanto a un fuerte sentimiento sexual o romántico hacia la pareja, como a fuertes emociones que hacen a las personas reaccionar de formas peligrosas, como el odio. Así que dejen de pensar que pasíon solamente se refiere a lo beneficioso.
Intimidad: El sentimiento de cercanía y lazo con alguien. El sentimiento de comodidad con la pareja. La familiaridad que siente el uno con el otro. De nuevo, que incluye tanto los aspectos románticos como los cotidianos no tan glamorosos.
Compromiso: La decisión consciente de estar el uno con el otro; decisión que depende del nivel de satisfacción que el individuo obtiene de la relación. Este es en realidad el más complejo de los componentes porque: 1) es la promesa de hacer o dar algo, 2) la promesa de ser leal a la relación y 3) la actitud de trabajo decidido para que la relación funcione y se encuentre en constante mejoría.
Cada uno de los componentes puede estar en intensidad baja o alta y, como ya vimos, la cantidad y el tipo de amor que la pareja experimenta dependen de la fuerza absoluta de estos tres componentes. Así, lógicamente y como lo dice el propio Sternberg, “una relación basada en solo un componente será más débil que una basada en dos o tres de ellos”.
Etapas de la relación
Así como los diferentes tipos de amor son explicados por las diferentes combinaciones de los tres elementos, también las distintas etapas de una relación pueden ser directamente relacionadas con dichas combinaciones.
Es muy fácil llegar a la conclusión (y observarlo en la vida real) de que conforme una relación avanza, es común que vaya pasando de un tipo de amor al siguiente, gradualmente aumentando la intensidad de los tres elementos y, con suerte y trabajo, alcanzar la última etapa: Amor Completo.
Sin embargo, es obvio también que no todas las relaciones avanzan o inclusive que muchas hasta retroceden en la intensidad que experimentan con el tiempo en sus componentes.
Así, lo “natural” es que una relación inicie como siendo del primer tipo (Nada de Nada), y con el tiempo y la convivencia avanzar a un Amor Enamorado (conforme aumenta la pasión), progresar a un amor romántico (conforme aumenta la intimidad) y llegar al Amor Completo cuando se refuerza el compromiso.
Obviamente no todo es así de simple y ya sabemos que hay parejas que inician con el tipo de Amor Enamorado y después solo avanzan o a un Amor Fatuo, a solo gustarse o quedarse en el Amor Romántico.
Por el contrario, existen relaciones que inician como un amor Romántico y en lugar de reforzar su compromiso, sus circunstancias las hacen degradarse a un Amor Vacío o inclusive con el tiempo a Nada de Nada.
Así, seguramente conocen relaciones que se estancan toda la vida en el tipo de amor con el que comenzaron.
La mezcla es la clave
Muchos aquí estarán pensando: “OK, las relaciones se componen de eso y existen en esos tipos. Pero ¿cuál es la clave para que avancen?”
La realidad es que la respuesta es fácil de dar y difícil de lograr: analizar y trabajar su mezcla específica de acuerdo a sus circunstancias.
Y con circunstancias no me refiero solamente al tipo de amor en el que se encuentra la relación, sino a la mezcla de personalidades e historial de cada uno, y al ambiente en el que se desarrolla la relación. Es decir, no existe receta sencilla para todos. No esperen soluciones fáciles.
Aunque esto tampoco significa que “cada caso es diferente”. La realidad es que la gran mayoría de las relaciones encajan en unos cuantos estilos que evolutivamente tienen sentido y que puedes corroborar tanto en tus relaciones como en las de los demás.
Tipos más comunes
Los primeros amores con los que se quedan muchos, no son más que producto de personalidades impulsivas, que aprendieron y experimentaron muy poco antes de comprometerse: el tipo de Amor Enamorado. Si siguen juntos mucho tiempo es solo por obligación y es el tipo de relación del cual surgen la mayoría de las ahora famosas “mamás luchonas”.
El estilo de relación que quieren la mayoría de las mujeres (más inconsciente que conscientemente): Amor Romántico. Y de este, por no trabajar en avanzar al siguiente nivel, también tenemos muchas madres luchonas por ahí.
En lo que muchas relaciones modernas terminan sin darse cuenta: Amor Fatuo. Gracias a la igualdad de oportunidades y a la mezcla de roles de nuestra sociedad, que obliga a muchas parejas a estar ocupadas en muchos temas al mismo tiempo, demeritando la intimidad. Aquí encaja la típica pareja un poco más madura que se la lleva trabajando o en otros temas menos en fomentar el reforzamiento de su relación.
Lo que buscan la mayoría de los hombres consciente o inconscientemente: una relación tipo Se Gustan. Por razones evolutivas inconscientes (no comiencen a quejarse de machismo) para el hombre común es más ventajoso varias relaciones sin gran compromiso. Las razones ya las hemos analizado en anteriores posts y explican porqué (en general) mientras la mujer busca principalmente lealtad, el hombre prefiere pasión.
El tipo de amor en el que terminan la mayoría de las relaciones duraderas: Amor Compasivo. Tanto en el pasado como en la modernidad, para muchos fue y es prioridad al final la practicidad para mantener una familia estable (para esto de hecho existen las relaciones de pareja en realidad), de modo que este es el tipo de amor es la especie de acuerdo a la que se llega con tan de que la relación perdure.
Y por último, el tipo de amor que implica, además de conocimiento profundo de sí mismos y compatibilidad de personalidades, mucho trabajo que pocas parejas están dispuestas a lidiar: el Amor completo.
¿Cuál es tu tipo?
Así que, ahora que ves tu relación desde esta perspectiva, siéntate, relájate y reflexiona dejando tus prejuicios y espectativas Disney de lado preguntándote:
¿Cuál es su tipo de amor?
¿En cuál etapa están como pareja?
¿A cuál aspiran, realisticamente, a llegar?
¿Qué tienen que hacer para lograrlo?
¿Sus personalidades son compatibles en lo necesario para llegar a su tipo de amor ideal?
¿Qué tanto están dispuestos a trabajar para pasar al siguiente nivel?
Para comenzar, ¿se conocen a sí mismos lo suficiente como para saber en qué son compatibles y en qué no?
¿Lo que los hace estar juntos es lo suficientemente fuerte como para hacerlos trabajar en sus desventajas?
¿Qué aspectos de su pasado están afectando su presente?
¿Están dispuestos a ceder en favor de progresar su relación al siguiente tipo de amor?
¿Qué creías antes del amor que ahora te das cuenta no es verdad?