Biomagnetismo y pseudociencia

Con el auge de las redes sociales web, y especialmente debido a que muchas personas ahora se informan a través de ellas como si fuera un medio informativo fidedigno, también se encuentran en auge un sinnúmero de técnicas de la pseudociencia que prometen soluciones fáciles.

Y a pesar de los avances de la ciencia real, la pseudociencia ha encontrado muchos seguidores gracias a la facilidad con que una noticia o artículo puede ser considerado fidedigno en Facebook, debido a la tendencia de los creyentes de no investigar la fuente y de ni siquiera preguntarse: “¿quién dice esto?” “¿cómo es que puede ser real?”

¿Que es la pseudociencia?

La pseudociencia es, como su nombre sugiere, algo que se hace pasar por ciencia pero que no es en realidad. La pseudociencia es cualquier técnica o aseveración que se aprovecha de un conocimiento verdaderamente científico para basar una declaración o técnica no comprobada con ningún método científico, y relacionarlas para que parezcan la misma cosa.

Para establecer mayor credibilidad, la pseudociencia utiliza un vocabulario cuasi-científico, integrando términos técnicos en un contexto aparte para ayudar a confirmar las creencias de la pseudociencia. Al menos en la mente de l@s crédul@s.

¿Como puedes diferenciar entre ciencia y pseudociencia? ¿Por qué le llamo crédul@s a quienes tienden a creer en temas pseudocientíficos? Contestemos esto con un ejemplo.

El Biomagnetismo

El Magnetismo que no tiene ni Magneto

Seguramente han escuchado hablar del Biomagnetismo. Ya sea en el mundo real o en las redes sociales, el biomagnetismo es una de esas técnicas milagro que se promueven como la cura para todo malestar, especialmente los malestares que “no se sabe su origen”.

El biomagnetismo consiste en la aseveración de que pequeños imanes portados en ciertas partes del cuerpo te pueden ayudar a “canalizar la energía” o “mover tu circulación sanguínea” para mejorar tu salud en distintos aspectos.

Con elaboradas explicaciones que incluyen conceptos como el hierro en la sangre y hasta la “fuerza vital” del electromagnetismo en nuestro cuerpo, los promotores y seguidores de esta técnica justifican su efectividad. Efectividad que científicamente cualquiera que comprenda lo básico del electromagnetismo, sabe que no es real.

Los únicos magnetos que tienen la fuerza suficiente como para causar algún estrago en nuestro organismo son los que se utilizan en los aparatos de visualización de Resonancia Magnética (MRI), aparatos que ocupan casi una habitación completa y que utilizan mucha electricidad para escanear al paciente y elaborar así una imagen interna de todo el volumen de su cuerpo.

Y ¿sabían que ni siquiera esos magnetos tienen la fuerza suficiente como para mover la circulación de la sangre? Como lo menciona El Robot de Platón en su video sobre el tema, si esto fuera posible, una máquina de MRI mataría a cualquiera que se sometiera a una escaneada.

Para empezar, el hierro de la sangre no es el mismo que el que atrae un imán; es decir que el hierro de nuestra sangre no es magnético.

Así que, no, los magnetos no te sirven para “canalizar” tu energía ni para mejorar tu circulación sanguínea, ya sea utilices un anillo, un collar, unos aretes, o todo eso y más imanes en tu cuerpo. Así no funciona el electromagnetismo y lamentablemente la gran mayoría de la gente no sabe qué es el electromagnetismo, a pesar de que si fueron a la preparatoria debieron al menos conocer las bases.

¿Por qué existe la pseudociencia?

La respuesta es simple: porque nos gusta creer lo que queremos creer. Y porque le sacamos la vuelta a batallar. Al menos la mayoría lo hace. Por naturaleza.

Como ya he explicado en un artículo anterior, nuestro cuerpo, y especialmente nuestro cerebro evolucionó para economizar la energía que requiere para funcionar. De este modo, buscará por default el método más simple para llegar a una conclusión o decisión. Y el método que nos ayude a utilizar la menos energía posible para sentirnos satisfechos.

Uno de esos métodos mas simple es conocido como el sesgo de confirmación, o la tendencia a quedarnos con lo que confirme lo que ya pensamos o lo que nos resulte mas cómodo.

Y si lo que queremos es sentirnos mejor sin tener que ir al médico, comer mejor, hacer ejercicio, dejar los malos hábitos, etc., entonces creeremos que con solamente ponernos unos anillos magnéticos, nuestra salud mejorará casi por arte de magia.

Aunque no lo haga. Al menos no por mucho tiempo.

La homeopatía

El efecto placebo

¿No por mucho tiempo? ¿O sea que a veces funciona? Sí. Y no.

Científicamente se ha corroborado en algunos casos que incluyen creencias pseudocientíficas, algo conocido como el Efecto Placebo. Y en los contados casos en los cuales por un tiempo funcionan técnicas como el biomagnetismo, la homeopatía, curarse con “el poder del agua”, y todo ese tipo de curas milagro, es debido a este efecto.

El efecto placebo consiste en el beneficio que genera, al menos por un tiempo, la sola creencia de que estás consumiendo o utilizando algo que dicen que te ayudará.

Parece ser que cierto porcentaje de personas se sienten mejor cuando les dan una píldora con nada de sustancia activa pero con la idea de que sí la contiene. Y de esta tendencia psicológica también es de la que se aprovechan la mayoría de las creencias pseudocientíficas y pseudomédicas para seguir existiendo.

Hasta las religiones.

Y el efecto placebo de las técnicas pseudocientíficas no podría ser tan malo en casos de personas hipocondriacas o con problemas de salud leves.

Sin embargo, la búsqueda de la comodidad a corto plazo es peligrosa en todos los demás casos. Y ¿cómo sabes en realidad que tu caso es el primero?

Si parece demasiado bueno para ser verdad…

¿Cómo distinguir entre algo con bases científicas reales y algo pseudocientífico? También es simple: si parece una solución mágica, te están timando. O al menos no es así de simple como te dicen. O más específicamente, si te llama la atención, te estás autoengañando queriendo creer que tu problema se resolverá así de fácil.

Y, más importante aún: si tienes la tendencia a creer en pseudociencias, debes preguntarte en cuáles aspectos más de tu vida estás privilegiando la comodidad a expensas de tu mejoramiento personal. Y de tu salud.

Así que deja de creer lo que te dicen en la calle o en el trabajo, o lo que ves o lees en Facebook, sin antes corroborar las bases científicas y las fuentes fidedignas.

Y recuerda: si suena demasiado cómodo o fácil para ser verdad, es sólo tu sesgo de confirmación queriendo ahorrar energía autoengañádote.

Agradece a tus ancestros.

Curar con cristales