Los beneficios del trabajo manual

El trabajo manual mantiene sanos cuerpo y mente, y te hace responsable.

Beneficios del trabajo manual

Todos hemos aprendido que progresar en cuanto a trabajo para ganarnos la vida, significa terminar una carrera profesional que nos permita utilizar más el cerebro, y no un trabajo manual. Avanzar en la escala jerárquica de clases sociales en este caso implica conseguir un empleo cada vez menos físico y más intelectual. El ideal, desde este punto de vista, es llegar a una oficina y solamente tomar decisiones que otras personas llevarán a cabo.

Y esta es una evolución natural y lógica; después de todo es el resultado de conseguir experiencia y conocimientos cada vez mayores, lo cual nos hace mucho más capacitados para conocer todo lo necesario sobre el trabajo como para ejercer una posición ejecutiva.

De este modo, el trabajo manual se ha convertido en algo que solamente los ineducados deberían hacer, y la concepción académica lo fomenta. Sin embargo, existe una perspectiva desde la cual, esta tendencia a glorificar el trabajo intelectual por encima del manual, tiene una desventaja tanto para el desarrollo personal como para el funcionamiento de la sociedad.

Y la primera desventaja se genera en el cerebro.

Matthew Crawford

De trabajo intelectual a trabajo manual

Matthew Crawford es un serio pero simpático (sí se puede ser ambos) autor best seller que promueve la idea de reconocer el verdadero valor del trabajo manual. Después de graduarse como físico y conseguir un doctorado en filosofía política, consiguió empleo en un thinktank (una empresa en la cual en teoría el trabajo es pensar), donde su trabajo era decidir.

Su trabajo en ese thinktank le exigía analizar y categorizar documentos bajo la premisa de cuáles eran más beneficiosos para los objetivos que la empresa decidía, sin embargo, también implicaba aparentar que las decisiones eran racionales, cuando la mayoría de las veces no lo eran en realidad.

Frustrado por la disonancia cognitiva que le generaba ese supuesto trabajo intelectual, después de 5 meses y de haber ahorrado lo suficiente como para conseguir el equipo y las herramientas necesarias, renunció a su trabajo y abrió su propio taller de reparación de motocicletas, actividad que había estado llevando a cabo como hobbie.

“Arreglando motocicletas trabajas en algo que no está abierto a manipulación: al terminar, o funciona o no lo hace”, asegura Crawford sobre la certeza que el trabajo manual le deja en comparación con muchos trabajos intelectuales. Además, Crawford acepta que el trabajo manual fomentó mucho más su creatividad y su intelectualidad, de lo que lo hacía el trabajo de collar blanco que una vez creyó superior.

Y los resultados fueron tanto sus bestsellers como su subsecuente fama como autor y conferencista, y su actual posición como asociado senior del Instituto de Estudios Avanzados y Cultura de la Universidad de Virginia. Hasta la fecha también sigue encargándose de su taller de reparación de motocicletas.

Y hasta aquí podemos racionalizar que el ejemplo de Crawford es solamente uno anecdótico y un caso excepcional que seguramente es minoritario. Pero, desde el punto de vista biológico evolutivo, la ciencia lo respalda.

El trabajo manual beneficia a tu cerebro

Los beneficios del trabajo manualComo ya varios estudios lo confirman, y como poco a poco se ha estado reconociendo en la cultura en general, nuestro cerebro no se desarrolla y así se queda una vez desarrollado. El cerebro humano es maleable y, mucho más importante, susceptible de desarrollarse aún más. La idea de que después de pasar los 20 años las neuronas ya no se reproducen y el cerebro solo se deteriora, está completamente obsoleta.

La neuroplasticidad (la capacidad del cerebro de rediseñar sus patrones de funcionamiento) y la neurogénesis (la capacidad del cerebro de generar nuevas neuronas y conexiones neuronales) son hechos biológicos que suceden en el cerebro todo el tiempo. Pero solamente si lo promovemos. Y adivina cuál es un factor que lo promueve. Sí, el trabajo manual.

De igual forma que el ejercicio promueve el mejor funcionamiento del cerebro debido a que el equipo cuerpo-cerebro evolucionaron para ayudar a nuestros ancestros a conseguir comida de la manera más eficiente posible, el trabajo manual fomenta el desarrollo y la efectividad de las conexiones neuronales.

No es solamente el efecto relajante estilo zen que puedes conseguir llevando a cabo actividades manuales como carpintería o bordado lo que beneficia nuestra psicología. Ni es solamente el esfuerzo físico del trabajo manual que ayuda en general tanto al cerebro como al resto de nuestro cuerpo. Hay que recordar que la gente que lleva acabo actividad física de moderada a vigorosa habitual vive más tiempo que la sedentaria.

Estudios también han corroborado que la conexión manos-cerebro es un ciclo de retroalimentación que promueve el desarrollo mutuo; es decir que tanto la actividad manual fomenta el mejor funcionamiento del cerebro, como el mejor funcionamiento del cerebro fomenta la destreza manual.

El trabajo manual

Si les sirvió a nuestros ancestros…

Y la razón de este beneficio es lógica cuando tomamos en cuenta que a la evolución le conviene que podamos llevar a cabo actividades manuales cada vez más eficientes y complejas por el simple hecho de que le ayudó a sobrevivir a nuestros ancestros.

Y lo mismo sigue haciendo hasta hoy. Solamente tomemos en cuenta que el desarrollo de actividades manuales cada vez más complejas como elaborar puntas de flecha de distintas formas y grados de exactitud, así como herramientas cada vez más eficientes, fue lo que nos ayudó a ser la especie homo que aun existe en el planeta.

Como bien lo explica un artículo del famoso portal de empleos Monster.Com, “con el simple acto de usar nuestras manos, ya sea instalando cable eléctrico en casa, construyendo una pared de ladrillos, o simplemente barriendo, podemos forjar completamente nuevas rutas en nuestro cerebro; rutas que no pueden ser conseguidas solamente llevando a cabo actividades intelectuales.”

Sin embargo, con el menosprecio cultural moderno del trabajo manual, este beneficio potencial se está desperdiciando. Y no solamente eso, sino que el fomento cada vez mayor de los trabajos “intelectuales” sobre los manuales, puede estar contribuyendo a una “devolución” de las capacidades del cerebro humano, limitando su potencial.

Y los efectos neurológicos y físicos de menospreciar el trabajo manual no son los únicos que nos afectan.

Consecuencias sociales mayores

De acuerdo con Matt Crawford, la tendencia moderna a no ser conscientes de cómo funcionan las cosas, a no interesarnos cómo están construidas mientras nos funcionen, afecta la capacidad de agencia individual de las personas, es decir la experiencia de ver el efecto directo de tus acciones en el mundo y saber que estas acciones son tuyas.

En otras palabras, el trabajo manual y conocer cómo funcionan las cosas fomentan nuestro sentido de responsabilidad y seguridad. Sin embargo conforme avanza la tecnología, las empresas que diseñan y manufacturan los productos fomentan la falta de agencia individual de sus usuarios/consumidores, al desarrollar productos no solamente cada vez más desechables, sino también de los cuales cada vez conocemos menos cómo funcionan.

Es decir que la necesidad del mercado de vender más en el corto plazo (aunque sean productos desechables y que no sabemos cómo funcionan mientras nos saquen del apuro), está fomentando una sociedad poco responsable. Y los efectos no se notan solamente en la manera en que consumimos y utilizamos esos productos, sino en la cultura y en general.

Así que, según Crawford, el principal problema no es económico.

Es un hecho que una sociedad de lo desechable es una sociedad que cuesta más, sin embargo, el valor del trabajo manual es que nos hace sentir mejor y además comportarnos mejor: nos ofrece un sentido de autonomía y un sentimiento de responsabilidad por nuestro trabajo, por las cosas que tenemos y en general por el mundo, lo cual nos hace mejores ciudadanos.

Y este es el sentido que se está perdiendo en una sociedad que valora cada vez menos el trabajo manual. Nos hemos hecho pasivos, dependientes y, en consecuencia, fácilmente manipulables.

¿No tienes ni idea de cómo funciona tu auto, ¿verdad? ¡Ah, pero como sientes que lo necesitas! Y lo mismo podríamos decir de tu celular, y hasta de un simple abrelatas.

Es cierto que no estamos obligados a comprender como funciona todo lo que usamos (y de hecho muchos simplemente no podrían), pero es un hecho que quienes valoran el trabajo manual tienen mayor capacidad de adaptación cuando las cosas dejan de funcionar. O las arreglan, o no se estresan porque no sirvan.

Trabajar usando herramientas

Toma una herramienta

La sugerencia, obviamente, no es dejar tu trabajo ejecutivo o intelectual y poner tu taller de motocicletas. La realidad de la mayoría es mucho más compleja que eso. Y la mayoría no somos Matthew Crawford. Sin embargo, si tu trabajo no se trata de utilizar las manos para construir o reparar algo, no te traerá más que beneficios el tomar una herramienta y ejercer una actividad física aunque sea solamente como hobbie.

Para comenzar, te puede ayudar a vivir más; y eso es ya una gran ganancia.

Ya sea alfarería, bordado, pintura, carpintería o jardinería, inténtalo y date cuenta cómo te sientes utilizando tus manos y tu cerebro al mismo tiempo. Puede que encuentres el enfoque que buscabas, la serenidad que tanto necesitas, la satisfacción que no sentías en mucho tiempo, y hasta algo de felicidad que te ayudará a combatir el estrés.

Además, sería una forma de venerar a tus ancestros, quienes sobrevivieron gracias a esa capacidad de coordinación manos-cerebro, para que tú existieras hoy para poder frustrarte cuando tu teléfono se congela.

 


Referencias

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