A pesar de su gran importancia, pocos conocen aún el concepto de Síndrome Metabólico.
Sin embargo, todos sabemos que el sobrepeso y la obesidad son problemas de salud que van en aumento en todo el mundo. En varios países inclusive ya son epidemias consideradas crisis de salud. México tiene ya el segundo lugar en obesidad, solamente detrás de Estados Unidos entre los países miembros de la OCDE, lo cual impulsó el establecimiento de una estrategia para combatir el problema desde el 2013.
A pesar de los esfuerzos del sistema de salud, hasta la fecha los resultados no han sido muy alentadores y, hasta el más reciente corte del reporte de resultados del Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles (OMENT) solamente se detectó un 2.6% de disminución en la prevalencia del sobrepeso. En cambio la prevalencia de diabetes y las muertes por hipertensión aumentaron. O los esfuerzos no han sido los correctos, o no han sido suficientes. O ambos.
Pero ¿por qué es importante relacionar la obesidad con la diabetes y la hipertensión? Precisamente porque según los expertos, esas y otras condiciones son parte de un problema de salud más grande conocido como Síndrome Metabólico.
¿Qué es el Síndrome Metabólico?
Sabemos que el sobrepeso y la obesidad son un problema. Y no solamente un problema de imagen. Los gimnasios están llenos de personas preocupadas por quemar calorías por razones de apariencia, sin embargo esa no debería ser la principal razón para deshacerte de la obesidad, porque la grasa de más es un marcador de complicaciones de salud mucho más críticas, que desde hace mucho se sabe están relacionadas.
El Síndrome Metabólico (SM) es una clasificación médica que reconoce la relación entre obesidad, hipertensión arterial, Colesterol HDL (colesterol bueno) bajo, hipertrigliceridemia e hiperglucemia (diabetes o glucosa anormal). Diferentes organizaciones especializadas determinan distinto la definición, pero en general, si tienes 3 de los 5, tienes Síndrome Metabólico. Especialmente la hiperglucemia, ya sea en forma de intolerancia a la glucosa o de resistencia a la insulina.
Cualquiera de estas dos últimas condiciones son la clave del SM, independientemente de, por ejemplo, la obesidad, por el hecho de que el desequilibrio en el metabolismo de la glucosa puede desencadenar no solamente el resto de las condiciones que se consideran parte del Síndrome Metabólico, sino además inflamación sistémica, la cual puede convertirse con el tiempo, como ya lo hemos analizado, en cáncer y Alzheimer.
Con o sin obesidad
En Latinoamérica, y específicamente en México, la prevalencia del Síndrome Metabólico no se ha estudiado formalmente, pero algunos expertos han estimado un 24% de incidencia. Sin embargo, tomando en cuenta que la obesidad y el sobrepeso alcanza ya al 32% de la población, sería útil considerar a la mayoría de esa obesidad sospechosa de Síndrome Metabólico y aumentar la posible incidencia al menos a un 30%.
Y con más razón considerando que el diagnóstico de obesidad no es necesario para presentar Síndrome Metabólico. Porque debemos tomar en cuenta que hasta un 40% de las personas con este síndrome no presentan obesidad.
Como uno de los mejores ejemplos de este problema, está la proliferación de Diabetes (y en consecuencia de SM) en la población de la India, donde la obesidad no es tan prevaleciente como en otros países del mundo.
Por otro lado, aunque la sola presencia de obesidad no es necesariamente señal de Síndrome Metabólico, sí es mucho más probable que alguien con sobrepeso tenga al menos principios de la condición, de modo que el porcentaje de personas obesas sin Síndrome Metabólico es mucho menor.
Las causas del Síndrome metabólico
A pesar de ser una condición que hasta hace unos años se está estudiando más a fondo y confirmando, la relación entre las condiciones que integran el Síndrome Metabólico se conoce desde principios del siglo XX.
Pero es hasta hora que estudios modernos están corroborando que lo que puede considerarse causa más directa para el desarrollo del Síndrome Metabólico es el desequilibrio en el metabolismo de la glucosa, promovido principalmente por una dieta alta en carbohidratos de fácil digestión, especialmente los azúcares y las harinas refinadas.
Otro factor nutricional que promueve el desarrollo de SM y condiciones específicas relacionadas es el consumo de grasas, pero específicamente de aceites hidrogenados (con los que se cocinan las papas fritas, por ejemplo), ácidos grasos artificiales que nuestro organismo no puede descomponer y que causan una lenta pero segura intoxicación que oxida las células y está relacionada con la aterosclerosis (endurecimiento de las arterias), y en consecuencia con enfermedades del corazón.
Pero no todo tiene que ver con la comida. No podemos dejar de lado otra de las causas de SM que promueve la vida moderna: la falta de actividad física. Esta es tan importante, que una persona puede tener sobrepeso pero, si se ejercita, nunca desarrollar Síndrome Metabólico o alguna de sus condiciones. Así que, sí existen los gorditos saludables. Pero solamente si se ejercitan lo suficiente.
Como evitar el Síndrome Metabólico
Como lo acabamos de leer, una de las maneras de evitar los problemas del SM es llevar a cabo actividad física constante y suficiente.
Entre todos los beneficios del ejercicio está el ayudar a mantener un metabolismo funcional que hace más difícil el desarrollo de cualquiera de las condiciones relacionadas con el Síndrome Metabólico. Después de todo, como ya sabemos, nuestros antepasados que tenían vidas natural y obligadamente activas, no conocieron la mayoría de los problemas de salud crónicos que hoy abundan en la población mundial, y que están directamente relacionados con la falta de movimiento suficiente.
Ahora bien, aunque la actividad física es importante, sabemos que es un “mal necesario”, que lamentablemente la mayoría no encontrará la suficiente motivación como para llevarlo a cabo. Sin embargo, todos podemos comer mejor. O al menos dejar de comer lo que promueve el Síndrome Metabólico.
Y desde el punto de vista metabólico, la correcta nutrición es mucho más importante, ya que mantiene nuestro organismo funcionando correctamente por mucho más tiempo, independientemente de la cantidad de actividad física.
Simples reglas a seguir
Las reglas nutricionales a seguir son sencillas, y ya las hemos abordado en distintos artículos anteriores:
- Elimina los azúcares añadidos. Todos. Evolucionamos para masticar nuestra comida (especialmente lo dulce como las frutas), no para tomarla. Adiós a los jugos y los yogurts comerciales, por más que todavía se diga por ahí que son saludables.
- Deja de consumir alimentos fritos. Las grasas hidrogenadas simplemente intoxican tu organismo.
- Deja de consumir tantos alimentos procesados que, aparte de contener azúcares y grasas hidrogenadas, contienen químicos que desestabilizan tu metabolismo y promueven la inflamación sistémica.
- Consume alimentos lo más naturales posibles, como frutas y verduras completas y mínimamente cocinadas. Necesitas consumir más fibra.
- Deja de basar tu comida en harinas. El ser humano evolucionó en un ambiente de carbohidratos escasos y es por eso que hoy tantas harinas son la principal fuente Síndrome Metabólico. Olvídate de las pastas, el pan, las galletas y las tortillas de harina. Hasta de las de maíz si ya tienes obesidad.
- Consume más proteína y grasas animales (pescado, pollo, huevo, carnes). Éstas no desestabilizan tu índice glucémico ni promueven la acumulación de grasa como los carbohidratos.
- Y duerme bien. Hacerlo te trae más beneficios de los que te imaginas.
Y, en la medida de lo posible, no lo hagas gradualmente. ¡Hazlo de una vez y sin buscar pretextos!
Una vez que pases el periodo que requiere acostumbrarte, no extrañarás las comidas tóxicas y promotoras de Síndrome Metabólico. Es más, hasta las verás con desdén.
Referencias
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